sábado, 21 de agosto de 2010

1 co. 3:6-7

Yo planté, Apolo regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.
Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento


PALABRAS DEL MINISTERIO

La intimidad con Dios

En el evangelio Lucas, tenemos dos capítulos muy preciosos, que nos presentan a dos personas: el joven rico en el capitulo 18 (vs. 18-23) y el publicano Zaqueo, en el capitulo 19 (vs. 1-10).

Estos personajes poseen varios trazos de semejanza. Primeramente, ambos tenían distinción social. El joven era un hombre con pocisión (Lucas 18:18) y Zaqueo, era un jefe de publícanos (19:2). Además la Biblia, dice que estos hombres eran ricos (Lucas 18:23, 19:2) y ambos fueron en búsqueda del Hijo de Dios, y terminaron encontrándolo. No obstante, el resultado de la comunión que tuvieron con el Señor Jesús fue absolutamente distinto a cada uno de ellos: Zaqueo encontró la salvación, juntamente con toda su casa (19:9), mientras que el joven rico se entristeció puesto que era incapaz de seguir al Señor.

¿Cual es la razón de tal diferencia si ambos hombres eran tan parecidos? La razón es que ellos, aunque eran tan parecidos, contactaron al Señor de manera diferente. En su experiencia de buen judío, el joven rico, conocedor y practicante de la palabra de Dios, quería del Señor Jesús sólo algunas doctrinas y enseñanzas para poder seguir. Esto se puede evidenciar por la manera como el joven rico se dirigió a Jesús, llamándolo Maestro (18:18). En cambio, el otro hombre, Zaqueo, recibió a Jesús con un trato más adecuado, lo llamó Señor (19:8).

Además, cuando el joven rico dijo al Señor Jesús que había guardado todos los mandamientos, demostró que no se conocía a si mismo. Entonces, el Señor para mostrarle que aún habían cosas que le impedían seguirlo, le pidió que vendiera todo lo que tenía y se lo diera a los pobres. Él no logró permanecer para pedir ayuda al Señor. Surgió entonces una pregunta: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? (18:26).De hecho, hay muchas cosas en nosotros que nos impiden seguir al señor definitivamente. ¡De Nuestra parte no es afirmarnos en lo que es posible para los hombres, sino lo que es posible para Dios¡ Apreciado lector, note que en aquello que el joven fue reprobado, Zaqueo fue aprobado. Él mismo espontáneamente decidió dar la mitad de lo que tenía a los pobres y reconoció que ya había defraudado a personas a lo largo de su trayectoria. (19:8).

El joven rico presenta el camino de lo imposible para el hombre, el camino de aquellos que se creen buenos, que se sienten cumplidores de sus obligaciones e irreprensibles. Zaqueo presenta el camino posible para Dios: el camino de los que se conocen así mismos, y, saben que necesitan la ayuda del Señor. La vida del joven rico produciría un libro de auto-ayuda; y la de Zaqueo, un modelo de alguien que necesita ayuda de lo alto.

Apreciado amigo lector, si usted está comenzando su jornada con el salvador, necesita tener una vida de contacto personal e intimo con Él por medio de la oración, de la lectura de la Biblia, de los libros espirituales adecuados, de la comunión con los hermanos. Sólo la comunión diaria e intensa con Dios será capaz de hacer que usted jamás ande por el camino del joven rico, sino que avance a través del modelo de Zaqueo. ¡¡Jesús es el Señor!!

AUTOR “EDITORA ARVORE DA VIDA”

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domingo, 1 de agosto de 2010

Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. (Efesios 5:32)

Extracto del Periódico “ARBOL DE LA VIDA”:

LA CAPACIDAD ILIMITADA DE AMAR”

Dios se hizo hombre y en su vivir humano elevó todas las virtudes humanas. El propósito de Dios es que nosotros, sus hijos, podamos manifestar esas virtudes.

Sabemos que en el tiempo de nuestra relación matrimonial pasa por momentos difíciles, momentos de ofensas y conflictos. Algunos llegan hasta pensar: ya no soporto más. Podemos comparar esta situación a la relación de la lengua con los dientes. Por estar muy cerca, es prácticamente inevitable que los dientes muerdan la lengua. Si fuera posible, talvez los dientes podrían argumentar diciendo que la lengua se metió en su camino. La lengua por su parte, podría decir que estaba intentando ayudar a los dientes, al empujar la comida para acercarla a ellos. Pero lo que sucede es que, por estar tan cerca, involuntariamente, eso llega a suceder y no solo una vez, sino varias veces. ¿Qué hacer? ¿Cortar la lengua o sacar los dientes?

Cierta vez Pedro se acercó al Señor Jesús y le preguntó: Señor, ¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? (Mateo 18:21).El Señor entonces respondió: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete (vs.22).

En el transcurso de nuestra vida matrimonial, si estamos unidos a la cabeza, que es Cristo, como la lengua, siempre estaremos dispuestos a perdonar a los dientes y no solo siete veces. Si nuestra unidad proviene de la misma vida, y estamos unidos a la misma cabeza, ¡podremos perdonar setenta veces siete! Si usted cree que eso es imposible, acuérdese de que no logramos enumerar cuantas veces el Señor Jesús ya nos ha perdonado. De hecho, la capacidad de perdonar del Señor Jesús es ilimitada y necesitamos saber que recibimos esa capacidad cuando fuimos regenerados al creer en El.

Si nuestro perdón todavía es limitado, es una señal que todavía no vivimos según nuestra nueva naturaleza que recibimos al creer. Si esta es nuestra situación, todo lo que necesitamos es arrepentirnos por invocar poco el nombre del Señor durante el día y por no recibir la palabra de manera adecuada. Si alimentamos la fe con el Nombre y la palabra del Señor, ciertamente manifestaremos la capacidad ilimitada de perdonar. ¡Manifestaremos a Dios mismo!

Autor “EDITORA ARVORE DA VIDA”

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